Un debate consecuente...

Dos hermanos discuten por dejar claro quien quiere más a su madre, “yo la quiero hasta el universo”, “pues yo la quiero hasta el universo más uno”, “yo la quiero hasta el universo más infinito”... No se les puede pedir a unos niños pequeños que debatan este hecho de forma consecuente, sensata y racional: “yo quiero a mamá porque es eso, mi madre, ella me tuvo en su vientre durante nueve meses, alimentándome y sufriendo todas las dolencias del embarazo, y la quiero porque ella me quiso desde el momento en que me concibió, sin saber siquiera como sería yo”, “yo la quiero porque es la única que tengo, porque me cuida y me protege, y como tú bien dices, porque es mi madre y ella también me quiere a mi”. Pero a políticos y otras personas importantes y disciplinadas que se encuentran debatiendo una cuestión tan considerable y tan polémica sí les puedo pedir, y me gustaría ordenarles, que por favor hablen consecuentemente. Porque se me asemejan a los niños, el uno que dice que se deben continuar ejecutando toros de forma inhumana porque es un espectáculo cultural y porque le gusta mucho y se lo pasa muy bien, y quien no quiera verlo que no vaya; y el otro que dice que el torero es como “el hombre que mata a patadas a su mujer”. ¿Qué argumentos son estos? Seamos un poco sensatos, los que están a favor de las corridas de toros deberían defenderse correctamente, esta tradición española tan arraigada y que es componente de nuestra cultura (según algunos), nos da dinero, sí, mucho dinero, y si se prohíben adiós cuartos. Ni cultura, ni patrimonio, porque buena parte de España pasa de los toros y otros tantos se declaran en contra. Siendo realistas, muchos de los que están a favor de las corridas no es por lo que disfrutan en la plaza observando verónicas, pases de pecho y serpentinas, sino por lo que disfrutan pensando en el parné que se van a agenciar. Y cuando se trata de dinero, a muchos seres humanos les da lo mismo ver como un hombre embutido en seda y lentejuelas mata a un toro después de martirizarlo con múltiples instrumentos de tortura, o a un toro intentando huir del fuego que se halla en sus propios cuernos. Simple y llanamente no les importa. Sólo importa el dinero.

Algunos anti-taurinos no se quedan atrás en la defensa inadecuada de su postura. No es muy acertado comparar al torero con “el hombre que mata a patadas a su mujer”. El toro no es una mujer, es un toro. Y el torero no mata a su mujer, mata a un toro. Las personas no matamos a otras personas, se supone que somos racionales, tenemos sentimientos, nos amamos los unos a los otros, matar a personas es delito y, sobre todo, es inhumano. El derecho a la vida es incuestionable. Por otra parte, los seres humanos sí matamos animales, pero para comer. Porque tenemos que comer. Criamos animales para comérnoslos, y los matamos, y hemos comprendido con el paso de los años que debemos proporcionarles el menor sufrimiento posible, no se lo merecen. Entonces, ¿por qué un toro sí puede sufrir? Según algunos personajes porque nació para ello.

Menos mal que algunas personas, como Espido Freire, dominan la oratoria y defienden razonadamente su posición. No es desacertado pensar, como la escritora, que un espectáculo donde se aplauden la muerte y el sufrimiento puede tener consecuencias negativas en la sociedad. Otro argumento razonable es el del investigador y profesor Jorge Wagensberg: “No es admisible un espectáculo que se basa o que requiera el sufrimiento de un ser vivo”. Aunque sea una afirmación más que evidente, lo aplaudo por formularla de forma precisa y argumentarla de la mejor manera posible, con ejemplos.

Por si todavía no está claro, estoy a favor de los toros, de los toros pastando y rumiando en el campo. Yo me posiciono a favor de la prohibición de cualquier tipo de violencia justificada o injustificada. De poco me sirven argumentos como “el toro muere en actitud de arrogancia”, yo la cambiaría por “el toro muere en actitud de toro”. ¿Un animal arrogante? Eso es una hermosa cualidad humana. Otro argumento “si se prohíben las corridas se extinguen los toros porque no sirven para nada”. Qué tajante y qué bonito queda decir eso y lograr que pensemos: ¡entonces que sigan criándolos para la lidia que sino desaparecen!. El toro existe desde hace muchos años, incluso más años que los que tiene la tauromaquia, quizás sí desapareciese el toro de lidia, ya que es una creación humana, pero es un precio que estoy dispuesta a pagar. Incluso creo que este tipo de toro tampoco se extinguiría porque a mucha gente le ha cautivado su trapío y no necesariamente para la lidia. Quizás soy muy positiva, o simplemente inocente, pero creo que habrá quien los críe igualmente, lo queramos o no, son un símbolo de España (todavía hay quien cree que la bandera de España es roja y amarilla con un toro en medio). Y todo esto en lo que se refiere al toro de lidia, porque el toro común no tiene nada que ver con la tauromaquia, éste es necesario para que tengamos vacas, tengamos leche y tengamos incluso su piel (exacto, se le aprovecha todo).

Bos Taurus macho, comúnmente llamado toro, es un animal herbívoro, y si está en manada, su defensa del peligro consiste en huir. Claro que si lo abandonas en medio del ruedo, no sin antes hincarle la divisa en el cogote para enfadarlo, entonces seguramente ataque, tiene miedo. Y el miedo es lógico, lo van a matar. Y lo van a matar haciéndole mucho daño. Que se defienda.

1 comentarios:

Unknown dijo...

¡¡Así se habla!!! con razones lógicas. Espero que tu redacción sirva para algo más que para un 10 en la nota de la asignatura.

Ya está bien de tantos "valientes" con lentejuelas.