Todos mis intentos de deshacerme de los comerciales... fallidos.

Caminando por la calle, con prisa, repasando mentalmente algunos conceptos, ya que iba a un examen... En frente de mi, de repente, sin saber de donde había salido, alguien me dice “tienes un momento”. Hice como si no le escuchara y siguió “es por si conoce nuestras ofertas”. “No las conozco pero no me interesan ahora mismo”. “Si no las conoce deje que se lo explique...”.

En aquel momento decidí que debería hacer cualquier cosa para deshacerme de esos molestos personajes. Sé que solo hacen su trabajo, pero a mi me molestan, lo siento.

En otro día que caminaba con prisa, esta vez porque llegaba tarde a algún lugar, se me acercó otro comercial. “Disculpe, tiene unos minutos”. Me hice la guiri, y comenzó a hablarme en un perfecto inglés comercial... No pude escaparme, tuve que escuchar sus ofertas y promociones, esta vez en inglés.

Más adelante, andando a un paso realmente rápido, ya que perdía el autobús, tuve el honor de poder entablar conversación con otro gran comercial. Me hice la sorda y fue entonces cuando me contó sus ofertas en lenguaje de signos... perdí el autobús.

Hace unos días, dando un paseo por una calle peatonal para despejarme de los estudios, se me acercó otra de esas personas que pretenden robarte un minuto para venderte algo. En esta ocasión le di a entender que era rusa. Me habló en ruso y acabé dándole mis datos para algo... a saber, ya me llamarán y diré que NO.

Me ocurrió también hace poco, que me acerqué al médico porque tenía un terrible dolor de cabeza. Cuando se me acercó el comercial de turno, casi llegando al centro médico, debido al cabreo del dolor de cabeza, le dije que yo era de una secta que sólo se comunica con la mente, y que no podía hablar con personas que no lo hiciesen de ese modo. Entonces me miró fijamente durante diez minutos... y luego dijo “¿Qué le parecen la oferta?. También se comunican con la mente.

En otras ocasiones también di a entender las siguientes cuestiones:

- Que era de una tribu de áfrica. Y me habló en el idioma de esa tribu.

- Que hablaba un dialecto parisinoescocés-portugués de un pueblecito costero de Extremadura. Y me contó todas sus ofertas en dicho dialecto.
- Que sólo me comunicaba chascando los dientes. Y me contó la promoción especial de verano chascando los dientes.
- Qué era de una secta vampírica en la que sólo podíamos comunicarnos mediante ultrasonidos como los murciélagos. Y se pasó 10 minutos (o más) dando chillidos muy agudos...

Hubo muchas más ocasiones, pero la última me ocurrió cuando me bajaba de un taxi en la puerta de urgencias. Sangrando a chorro por una brecha que me había hecho en una pierna, se acercó un enfermero con una silla de ruedas para que me sentase y escuché “Tiene un minuto, es para que conozca nuestras ofertas”. “Si, claro, cuénteme mientras me curan”.